FABRE MONTMAYOU
En una de las últimas etapas de nuestro viaje a Mendoza, de fines del año pasado, y después de varios intentos, ya que no coincidíamos temporalmente, visitamos a Hervé Joyaux Fabre, en su Bodega Fabre Montmayou, quien nos recibió y nos atendió muy amablemente, como es su estilo.
La bodega es muy bonita, rodeada de los viñedos y de árboles, por lo que hicimos una pequeña recorridas por los viñedos, con todas las explicaciones de Hervé, respecto de su emprendimiento.
Hervé nació en Burdeos, Francia, y proviene de una familia de comerciantes de vino. Llegó a la Argentina en los años 90, buscando oportunidades de inversión y, al observar el potencial del Malbec, decidió comprar un viñedo en Mendoza y erigió la que se llamó “la primera bodega-boutique” del país. Con el tiempo compró un viñedo y una bodega en Río Negro, donde también elabora excelentes vivos
Desde entonces, junto a su esposa Diane, produce vinos excepcionales que han alcanzado un reconocimiento internacional y son apreciados en más de veinte países. Diane se encarga de la comercialización en los mercados Internacionales y del seguimiento con los clientes.
La bodega de Mendoza -la que visitamos- está en Vistalba, Luján de Cuyo, a 18 kms. al Sur de la ciudad de Mendoza y a 1.150 metros sobre el nivel del mar, donde está rodeada de las primeras 15 hectáreas de Malbec adquiridas por Hervé, que luego se han multiplicado con otros viñedos cercanos.
La bodega del sur se encuentra en el Alto Valle de Río Negro, en la Patagonia, a 39º de latitud Sur, cerca de General Roca, a unos 200 metros de altura, donde se producen vinos con personalidad propia, no sólo por sus viñedos de 40 años de edad, sino por la influencia de la zona desértica y los fuertes vientos.
En general, en ambas, la fermentación se realiza con varios remontajes por día y una maceración prolongada (contacto con la piel), para dotar a los vinos de buena estructura. Según dicen sus colegas, Hervé dispone la cosecha sin sobremaduración pero cuando la uva está debidamente madura.
De allí que sus vinos tengan un marcado equilibrio entre la fruta, la acidez, la graduación alcohólica y la madera, de manera que ninguno de estos elementos básicos se sobreponga al otro e impida apreciar al vino en armonía que es como se disfruta su potencial.
Cuando nos acercamos a la bodega, se nos unió Juan Bruzzone el enólogo y juntos recorrimos las modernas instalaciones, que guardan un orden más que significativo.
Después pasamos a las oficinas y a la sala de degustación donde probamos seis vinos, de la más alta gama.
Primero los bivarietales H. J. Fabre, que tuve la suerte de probar en su lanzamiento -hace varios años- en el Hotel Alvear, un día que Hervé no pudo viajar por motivos climáticos y fueron presentados por un joven Julio Stathakis (en la imagen).
Los tres tienen 80 % de malbec y doce meses de crianza en barricas de roble francés (60 % del vino), son robustos y con buena estructura.
El primero fue el H J. Fabre Reserva Malbec - Merlot: Tiene un color rojo oscuro, con tonos violáceos, complejos aromas a frutas rojas y negras maduras. En boca se destaca por tener taninos bien presentes pero suaves y aterciopelados.
H J. Fabre Reserva Malbec - Petit Verdot: Color rojo intenso y tonos violáceos, como el anterior, quizás ligeramente más intenso u oscuro. Aromas a frutas rojas maduras, un toque de menta y notas florales y especias. Taninos intensos y amables.
H J. Fabre Reserva Malbec - Cabernet Franc: Color similar, frutas rojas maduras y se destaca porque aparece como el más potente y vigoroso, así como sus taninos intensos y briosos. En lo personal fue el que más me gustó.
Después pasamos a los Fabre Montmayou Reserva, del que tenía muy presente el Malbec, por haberlo tomado (y comentado en éstas Columnas), varias veces y que sin duda es excelente, pero el que me deslumbró fue el Cabernet Sauvignon, que se destacó por sus taninos intensos pero amables, moldeados por su paso (100 % del vino), por barricas de roble francés durante doce meses; y también por su gama de aromas bien presentes, destacándose su paleta aromáticas, su buen cuerpo y su amabilidad y elegancia.
Esto hace ver como posible, una expresión de deseo Paul Hobbs (flying winemaker norteamericano), que señaló hace años que estaba convencido que iba a lograr un 100 puntos de Parker con un cabernet sauvignon mendocino. En síntesis un vino soberbio.
Finalmente, tomamos el top de la bodega, el Fabre Montmayou Gran Vin que es un assemblage 85 % Malbec, 10 % Cabernet Sauvignon, 5 % Merlot provenientes de un viñedo de más de cien años, que pasó (también el 100 % del vino), dieciséis meses en barricas de roble francés.
Tiene una presentación elegante y distinguida, y se muestra en la copa con un rojo intenso y oscuro con notas violetas intensas y buenas piernas. En nariz despliega aromas a frutas rojas como cereza y ciruela, además notas de frutas negras del bosque y especias, con toques de vainilla y de café que le dan gran complejidad. En boca tiene un ataque amable, y luego sigue con buena estructura, taninos redondos y suaves, que complementan un equilibrio que le brinda elegancia y distinción, avanzando muy agradable hacia su final largo y cautivante. Un vino soberbio que supo obtener 93 puntos de Robert Parker y 95 de Tim Atkin.
Después fuimos a almorzar a Entre Cielos donde éstos dos últimos vinos acompañaron muy bien a unas empanadas y a un bife de chorizo (cocido blue), y luego nos despedidos de Hervé y Juan, contentos de haber visitado tan destacada bodega y productora de espléndidos y muy agradecidos por la atención dispensada y la amabilidad con que nos atendieron.