La Columna del Vino ®
Año XXV - NUMERO 01
(05-12-24) 
 

 Estimados lectores/seguidores … 

 

 

  

 

 

 

 

 


PASTA, VINO TINTO Y MÓNICA BELLUCCI
 


Ideal para comenzar el año en el hemisferio norte … 

Y aquí también. 

 

  

  

 

 

 

PRIMERA COLUMNA DEL AÑO

 

  

 
Como ya lo expresé, salvo este número, el resto de enero tomaré vacaciones y, entre otras cosas, trataré de buscar una alternativa a este, ya añejo, sistema de comunicación, que ha quedado reducido a escuetas funciones, muy puntuales. Trataré de seguir siendo interesante y de manera más ágil y moderna. 

El Druida tiene que aggiornarse …  

 

 

 

VINOS

   

 

 
La cena de Fin de Año, se inició con un Orange Campari para todos, menos para el suscripto. Opté por uno de los tragos que en mi último libro mencioné como creación propia: Gin, Campari, hielo y soda. Esos tragos acompañaron la picada inicial.

 

 

 


Ya en la mesa, con el amuse bouché, tomamos una copa del Tukma Gran Torrontés, del que ya les he hablado, y que tiene la particularidad de su paso por roble. 

 

 

 

Para acompañar al clásico matambre con ensalada rusa elegí un Bianchi Particular, Merlot, Cosecha 2019, que resultó espléndido y que siempre ha sido, desde el lanzamiento de la etiqueta (1976), un vino excepcional que se hace como las primeras cosechas con uvas de San Rafael.

Con su clásica presentación se muestra en la copa con un color rojo granate de buena intensidad y buenas piernas. En nariz ofrece aromas frutos rojos maduros y notas de vainilla producto de su paso por roble. En boca tiene una entrada amable y luego corre con muy buen cuerpo (14,7º), y taninos delicados, por lo que llena el paladar de manera armoniosa y elegante y tiene un final muy sabroso. 

 

 

 


Con el plato principal, que fue solomillo relleno con para rota y puré de zanahorias, recurrimos al Bianchi Particular Cabarnet Sauvignon, Cosecha 2020, que también se hace con una de viñedos de San Rafael. Tiene un color rojo violáceo y en nariz brinda aromas a frutas rojas y negras, pimiento rojo, pimienta y notas de vainilla y chocolate, provenientes del paso por roble (50 % el vino, una parte en madera nueva y otra en barricas de 2do. y 3er. uso. En boca tiene un buena estructura y paladar amplio, con taninos presentes pero redondos que le dan personalidad y que lo hacen importante y agradable, para llegar a un final largo y complaciente. Más que excelente.

(ambos vinos rondan los $ 29.000, pero pueden conseguirse en la tienda on line de la bodega a unos $ 25.000). 

 

 

Para el postre que fue una Pavlova, armada self service, se sirvió un Lemon Champ y seguidamente un Famiglia Bianchi Brut Nature, elaborado por el método champenoise, con doce meses sobre lías, con 67 % de chardonnay y 33 % de pinot noir. Espléndido. 

Tiene un color amarillo verdoso con sutiles reflejos dorados, finas y persistentes burbujas que forman una delicada corona blanca. En nariz, se destacan los aromas a duraznos blancos y ananá, acompañados de toques minerales y suaves notas de pan tostado, reflejando su elegancia tras la crianza sobre borras.

En boca, se presenta equilibrado y complejo, con una estructura amable. Su frescura, marcada por una acidez perfectamente balanceada, deja un final que invita a seguir disfrutándolo. 

 

 

VINOS ALTA YARI

  

 
La última visita de nuestro viaje Mendoza, fue a la Bodega Fabre Montmayou, donde nos recibieron, con la amabilidad de siempre, Hervé J. Fabre, su esposa Diane y el enólogo Juan Bruzzone.

Luego de una pequeña recorrida, para ver las novedades (nuestra visita anterior fue hace unos años), pasamos a la sala de degustaciones, donde probamos todos los vinos ALTA YARÍ, que llevan ese nombre en alusión a la zona de Gualtallary (IG), sita en el Departamento de Tupungato, en el Valle de Uco, y que es donde se ubican los viñedos más altos de Mendoza (en el caso de éstos vinos, entre 1300 y 1500 metros sobre el nivel del mar), lo que brinda una gran amplitud térmica.


Como resultado, solo se puede decir que son grandes vinos, cada uno en su gama y podemos afirmarlo, categóricamente, después de haberlos probado. 

 

 

Empezamos con un Chardonnay que nace de uvas de un viñedo de baja producción y se estaciona en huevos de cemento. Tiene un color amarillo suave con ligeros tonos verdosos. En nariz aromas a manzanas verdes, peras y ananá, además de notas de flores blancas. En boca tiene una delicada acidez lo que le da frescura, aunque también corre con una ligera untuosidad. Excelente. 

También probamos el Gran Torrontés, que tiene buen contacto con roble francés y que se siente frutado y complejo, con notas cítricas y buena acidez sin dejar de ser ligeramente cremoso en todo su recorrido por el paladar y, más allá de su excelente calidad, es notable y llamativa, en un vino de esta cepa cultivada en Mendoza (no única), sino poco común.

 

 

Siguieron los Reserva Malbec, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc, todos muy buenos, con buen cuerpo, y todos pasan (el 50 %), doce meses en barricas de roble francés de 225 y 400 litros de segundo uso. Sólo por razones de espacio, comento que el Cabernet Franc (noble cepa), ahora muy de moda.

 

Tiene un color rojo intenso con tonos ligeramente purpurados. En nariz brinda aromas a frutos rojos y negros, con notas de especias y algún dejo herbáceo, además de un suave toque de vainilla, proveniente de la crianza, que le da complejidad y lo hace muy agradable en boca donde se lo siente redondo, amable y muy sabroso.

 

 

 

Después llegaron los Gran Reserva: Pinot Noir, Malbec y Gran Corte. Los tres se añejan durante doce meses (el 100 %) en barricas de roble francés y huevos de cemento. 

El primero, tiene un color rojo rubí y propone aromas a frutas rojas, entre las que se destaca la cereza, la guinda y mora, además de notas de flores rojas. En boca, es seco, complejo, con taninos intensos pero amables, que le dan una personalidad, elegancia y equilibro, que lo hacen muy interesante y agradable.

El Malbec, se añejó el 50% del vino durante 12 meses en barricas de roble Francés de 225 y 400 litros, tiene un color rojo intenso con tonos violáceos. Netos aromas afrutos rojos y notas tercieras. En boca es elegante, amable y muy agradable.    

 

 

El Alta Yarí Gran Corte, luce un color rojo oscuro intenso y tonos púrpura. Este corte que se hace con 60 % de Cabernet Franc, 35 % de Malbec y 5 % Cabernet Sauvignon, por lo que expresa una gran complejidad aromática procedente de la diversidad frutal de las cepas, sus suaves notas especiadas y el aporte de la crianza. En boca es amable en su ataque y luego sigue con muy buena estructura, con taninos redondos y delicados, que lo hace muy atractivo y agradable, para llegar a su final delicioso y seductor. Se destaca, como un assemblage, sin malbec, pero con el mismo encanto que tienen los blend que contienen nuestra cepa insignia.


El Alta Yarí Gran Malbec
, tiene un color rojo profundo e intenso y en naroz ofrece aromas frutas rojas (ciruelas, cerezas y frambuesas), alguna nota floral y dejos de vainilla, producto de la crianza. En bocatiene una entrada suavemente dulzonay luego corre con muy buen cuerpo, taninos redondos y amables, que lo hacen muy agradable, envolviendo el paladaren el que eja un recuerdo grato, goloso y complaciente.   

 

 

Juan Bruzzone, que realizó un excelente trabajo con estos vinos, nos acompañó en una recorrida por la bodega, mostrándonos las novedades (ya habíamos estado hace unos años), y en la degustación de todos los vinos comentados. Después fuimos a almorzar con el matrimonio Hervé y Diane, que disfrutamos mucho su grata y amable compañía. 

Dejo para otra oportunidad el detalle de otro vino muy llamativo y tan excelso como los detallados.

 

    

 

RECUENTO ANUAL DE CORCHOS

 

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Como todos los años, el 1 de enero, mi esposa y mi hija, llevaron a cabo el tradicional recuento de corchos correspondientes a los vinos tomados en casa durante el 2024. Nuevamente, no batimos records, pero tampoco fue el año de menor consumo.

El conteo arrojó la cantidad 437 corchos y/o tapas de vinos de vinos tranquilos y espumosos. Además 17 tapas de bebidas espirituosas. Veamos: 

        

 

         2024: 437, 422 de vino y 15 de espumosos

         2023: 355, 338 de vino y 17 de espumosos

         2022: 352, 344 de vino y 08 de espumosos

         2021: 485, 475 de vino y 10 de espumosos

         2020: 622, 604 de vino y 18 de espumosos  (highest register)

         2019: 394, 374 de vino y 20 de espumosos

         2018: 405, 386 de vino y 19 de espumosos

         2017: 341, 328 de vino y 13 de espumosos  (lowest register)

         2016: 355, 335 de vino y 23 de espumosos

         2015: 432, 408 de vino y 24 de espumosos

         2014: 523, 501 de vino y 22 de espumosos

         2013: 573, 537 de vino y 36 de espumosos

         2012: 566, 538 de vino y 28 de espumosos

         2011: 498, 456 de vino y 42 de espumosos

         2010: 462, 442 de vino y 20 de espumosos

         2009: 557, 535 de vino y 24 de espumosos

         2008: 512, 488 de vino y 24 de espumosos

         2007: 549, 525 de vino y 24 de espumosos 

El primer puesto fue para Bodegas López, con 61, el segundo fue para Fabre Montmayou, con 44,

         3º      San Huberto y Nina 36 (de la misma firma)

         4°      Bodegas Bianchi 30

         5º      Grupo Peñaflor (Trapiche) 22

         6º      Las Perdices 17

         7º      Toso 16

         8º      Ricardo Santos y Goyenechea 10

         10º    Tukma 8

         11º    Melodía, La Celia, Finca La Anita y Antigal 7   

Después siguieron varios vinos entre 1 y 5 unidades: 110

No pudieron identificarse 65 vinos debido a que los corchos o tapas a rosca, no tenían mención de la bodega. 

 

 

LA CUCHARITA

 

 

http://2.bp.blogspot.com/-Aflex7ddowM/Tv4FzfIVaoI/AAAAAAAABD8/niDGQ_6GFzk/s400/Bottle_spoon_225.jpegEn éste época de festejos y espumosos reitero (una vez más), una nota de hace unos años que decía: 

Muchas veces se recurre a la “cucharita” para tratar que el sobrante de un espumante no pierda el gas de un día para otro y, en general, el resultado es muy bueno (pese a muchos incrédulos), dentro de ciertas condiciones: 

a) que la cucharita sea toda metálica,

b) que el conjunto se ponga en la heladera, y

c) que la botella no esté prácticamente vacía. 

La cucharita metálica es buena conductora del calor, por lo tanto al enfriarse más que el aire, que está libre dentro de la botella, actúa como un radiador o tapón térmico que impide que salga el gas (o dióxido de carbono), del espumante. 

La cuchara actúa como una antena termal que se enfría y transmite el frio hacia el mango que a su vez enfría el aire que lo rodea y que está en el cuello de la botella y por lo tanto es más pesado y compacto que el que está más abajo. En consecuencia este enfriamiento -o tapón termal- provoca que el gas liberado del líquido quede retenido en el interior de la botella, reitero, porque el aire enfriado en el cuello de la botella pesa más y "sella" (aunque de modo no perfecto), la boca de la botella.

Ese tapón térmico se extiende a lo largo del mango de la cuchara y por lo tanto disminuye el espacio vacío de la botella, por lo que la saturación del gas será menor que en una botella en la que se tapa sólo en la parte superior.  

Ello así porque el gas disuelto en un líquido se equilibra, de acuerdo a la presión ambiente, con el otro fluido (aire dentro de la botella), lo que se conoce como "saturación".  Por ello, si se produce un descenso de la presión ambiental (por ej. al abrir la botella), el gas se encontrará entonces a mayor presión (se dice que el líquido está "supersaturado"), y por lo tanto el gas saldrá de la solución en que se encuentra hasta que alcance nuevamente el equilibrio.

Cuanto menor sea el espacio que quede en la botella más rápido se alcanzará la saturación o equilibrio y, entonces, el líquido perderá menos gas (conf. Leyes de Dalton, Boyle y Mariotte, Haldane, etc.) [el conocimiento de las reglas básicas del buceo me ayudó en estas conclusiones]. 

Lo concreto es que -sin lugar a dudas- la cucharita metálica es muy efectiva para evitar la pérdida de gas. El 31 quedó una botella con un poco más de un tercio de espumante, con la cucharita de metal y en la heladera, estaba perfecto al mediodía siguiente. 

 

 

Les deseo un muy feliz →

 

con muy buenos vinos

¡¡¡ Hasta febrero !!!

 

ALEJO

 

“El Añejo”