AÑO XX - NUMERO 05

(31.01.2021)

 

Hola queridos Wine Lovers: Hoy para ellas                    

 

  

  

 

VIGGO MORTENSEN

 
Un tipo con pinta

   

  

 

 

Viggo Peter Mortensen (Nueva York, 20.10.58), es un actor de cine estadounidense de ascendencia danesa. Ha ha sido nominado en tres ocasiones a los Premios Óscar, en cuatro a los Premios Globo de Oro y una vez a los premios Goya.
Comenzó su carrera cinematográfica con la interpretación de un granjero amish en la película Testigo en peligro (1985), con Harrison Ford y Kelly McGillis. A partir de allí fue haciéndose un lugar en el mundo del cine. Así se lo pudo ver en películas como: Carlito’s Way (1993), Marea Roja (1995), La Teniente O’Neil (1997), El Señor de los Anillos (2001, 2002, 2003), Alatriste (2006), Promesas del Este (2007), Apaloosa (2008), Todos tenemos un plan (película argentina de 2011), Las dos caras de enero (2012) y Green Book (2018), entre otras.
Durante su infancia en Argentina, Viggo se hizo fan de San Lorenzo de Almagro por lo que, según el propio actor, no se pierde ninguno de los partidos por T.V. y asiste al estadio de ese club cada vez que visita Argentina.

 

 

VINOS

  

La semana pasada no tuve espacio para comentarles que a las 21 horas y 21 minutos, del 21 enero del año 21 del Siglo 21, brindamos con mi esposa en un con un Piatelli, Grand Reserve, Limited Production, Cabernet Saugvignon, Cosecha 2017.
Habíamos pedido un envío a de un excelente lomo a la parrilla, bien jugoso, así que con esa propuesta este vino resultó espectacular.
Como les conté, antes de ahora, esta firma fue creada hace unos 60 años por una familia de Toscana y desde hace 15/16 años es conducida Jon & Arlene Malinski. Tiene plantaciones en Cafayate y en Mendoza, entre Agrelo y Ugarteche (sobre la famosa calle Cobos), su enología está a cargo de Valeria Antolín, Ingeniera Agrónoma en la Universidad Nacional de Cuyo, y el destacado enólogo Roberto De La Mota es el Consultor enológico externo
En este caso se trata de un vino de características excepcionales, partiendo de uvas cultivadas en viñas de 30 años de edad en el Valle de Uco (a más de 1000 metros), con  bajos rendimientos. Tiene una presentación sobria y elegante y se exhibe en la copa con un color rojo intenso y profundo y buenas piernas. En nariz despliega complejos aromas de frutas rojas y negras, ligeras notas de frutas secas y toques de pimientos, pimienta y vainilla y chocolate, producto de su crianza en barricas de roble (doce meses, francés y americano)), que redondean sus taninos haciéndolos suaves y amables, y que logran como resultado un vino muy agradable en boca que corre con buen cuerpo (14.5°), hacia un final, largo, sabroso y complaciente. Un vino excelente (Aprox. $ 900/1.000). Su cosecha 2012 obtuvo 91 puntos en The Wine Advocate (de Robert Parker). 

 

En estos días, calurosos, tomé un rosado de esos que son muy apropiados para el verano, el H.J. Fabre Malbec Rosé, Cosecha 2020, elaborado por la Bodega Fabre Montmayou que de la mano de Hervè Joyaux Fabre y desde mediados de los ’90 viene haciendo excelentes vino, tanto en Lujan de Cuyo Mendoza a 1.150 metros sobre el nivel del mar, cuanto en al alto valle de Río Negro, a 3 km de la localidad de General Roca, a 40º de latitud sur, en donde creó la  Bodega Infinitus.
Además de sus variadas líneas, ahora lanzó este rosado 100 % malbec, hecho con uvas de los viñedos de Luján de Cuyo, que tiene una presentación elegante y llamativa y se muestra en la copa con un color rosado pálido semejante a los rosados de Provence (muy de moda en éstos tiempos). En nariz ofrece aromas a cerezas, moras y dejos de ciruelas y pomelo rosado. En boca tiene una entrada fresca y vivaz, quizás por una ligerísima chispa y luego corre con buen cuerpo para un rosado (13°), pero con su buena acidez mantiene la frescura en todo su recorrido por el paladar, resultando muy agradable hasta su final muy atractivo y complaciente. Un muy buen rosado para combinar con las comidas del verano o para disfrutar al atardecer (Apox. $ 500).
Distribuidor exclusivo para Argentina Fratelli Branca Destilerías. 

 

 

Con la excesiva canícula de los días pasados, los blancos estuvieron a la orden del día: 

Tomé el Andeluna Altitud, Chardonnay, Cosecha 2018, de la bodega del mismo nombre que tuve oportunidad de visitar hace unos diez años y que está situada en el Valle de Uco en un lugar paisajísticamente espléndido y en el que, con su viñedos propios elaboran muy buenos vinos de la mano de su enólogo Manuel González Bals, y su Wine Consultant Hans Vindig-Diers.

El producto tiene una presentación sobria y elegante, y en la copa se muestra con un color amarillo suave y tonos verdosos. Propone aromas a frutas tropicales, algo de cítricos y dejos de frutos secos, más una pincelada de vainilla, producto de su paso, durante doce meses en barricas de roble francés (parte del vino o de tercer uso), que le da cierta redondez en su final. En boca tiene un ataque amble y fresco y corre con la apariencia de un cuerpo medio (a pesar de su 14°), para lograr una suave sensación de untuosidad en su recuerdo. Un buen vino de unos $ 550 en vinotecas (la imagen es de una cosecha anterior). 

 

A su vez, como les conté alguna vez, siempre me gustó el Latitud 33°, Chardonnay, que descubrí en una de esas cenas de regalo (gift card), en la que no tomé los vinos ofrecidos y pagué (aquella vez), un Catalpa Chardonnay, que conocía muy bien y estaba en buen precio. Al terminar la cena la camarera (abogada venezolana), me sugirió que me llevara el vino incluido en el regalo y, a regañadientes (porque no me gusta llevarme cosas o sobras de un restaurante), lo llevé, cerrado y en una bolsa. Lo probé en casa y me gustó, ya que tiene los aromas típicos del varietal, es fresco y corre con buen cuerpo para un blanco (13,7°), y con cierta untuosidad y complejidad que le da su crianza (parcial), en roble, seguramente breve y de segundo y tercer uso, pero suficiente para darle cierta redondez que me deja satisfecho.
Merece destacarse que esta línea de vino fue lanzada a principios de este siglo y tomé por primera vez, un malbec y un cabernet sauvignon, en Puerto Madryn, en uno de mis viajes de buceo. Tenía una muy buena calidad, pero con el tiempo, los tintos de esa línea dejaron de ser atractivos. De ahí la sorpresa con este blanco que pude conseguir (ahora cosecha 2019), en un supermercado oriental a $ 295. Muy buena relación precio calidad (la imagen es de una cosecha anterior).  

 

 

Otro fue el Manos Negras Chardonnay, Cosecha 2019 de la Bodega homónima fundada hace algo más de 10 años por Jeff Mausbach (norteamericano), y Alejandro “Colo” Sejanovich, destacado enólogo argentino (con quien tuve oportunidad de conversar varias veces), Ingeniero Agrónomo y Master en Enología en Montpellier. Luego se les unió Jorge Crotta. La firma lleva su nombre en honor a los trabajadores de las viñas que terminan su trabajo, después de la cosecha, con las “manos negras”.
Este chardonnay tiene una presentación rara y algo llamativa, ya que muestra las marcas de las manos negras. En la copa tiene un color amarillo medio, y brinda aromas a frutas tropicales y notas de cítricos, como no tiene paso por madera no ofrece notas terciarias. En boca es fresco desde su entrada y luego corre suave, con cuerpo medio (12,7°), equilibrado y agradable, especialmente cuando se lo toma bien frío. Un buen vino, correcto y muy bebible. (Aprox. $ 550 en vinotecas).

 

 


Un día, en un supermercado oriental, inspirado por el económico precio de $ 90, compré un Vasco Viejo Blanco, cuya línea fue lanzada por Bodegas López en 1950, por lo que ya goza de 70 años de un consumo importante.
Como siempre he dicho es muy bueno en su gama de un entry level económico. Así, bien frío y con dos hielos, acompañé una ensalada de pollo, lechuga, cebolla y palmitos, con la que almorcé en pleno calor. Tiene una presentación ya conocida y luce un color amarillo, es seco, pero no en exceso, cuerpo medio (12,4°), y con una acidez moderada. En definitiva, es un buen vino para estos casos o, como muchas veces lo hice, para tomar una copa en el almuerzo cerca de la oficina. 

 

 

BARRICAS - TONELES - CUBAS - FOUDRES - BOTAS

 

Muchos lectores me han preguntado por los contenedores de vino del título de este comentario y sus diferencias.

Lo primero que hay que destacar es que la madera le aporta al vino algunas notas aromáticas, llamadas terciarias (secundarias son las que provienen de la fermentación y primarias parten de las propias uvas), además de estabilizarlo y hacer que logre una evolución lenta y mayor suavidad de los taninos, además de la extracción de esos aromas que darán complejidad.
La madera es generalmente roble de Francia, Eslavonia o Estados Unidos, aunque hay algunas (muy pocas, casi no usadas), hechas con roble de otras regiones. Pero también se han hecho con madera de castaño (aquí hubo una experiencia exitosa de la Bodega Don Diego), otras de cerezo y otras de acacia.
Luego, la madera con que se hacen esos “contenedores”, suele tener un cierto grado de tostado, que también agregará aromas. Y ese tostado puede ser un tostado suave, medio o intenso, y por ende resultados diferentes. Todo ello, a pedido del enólogo que los utilizará.
Las diferencias entre los “contenedores” y sin perjuicio de la madera con que estén fabricados y del tostado aplicado, será el tamaño y la forma.
Las barricas generalmente llamadas barricas bordelesas son esos toneles o barriles, con tapas redondas (iguales arriba y abajo), con un par de flejes de contención y/o refuerzo, en los que se cría o añeja (y desde hace muy poco también se vinifica), el vino. La mayoría contiene 225 litros.
Aquí, me parece interesante contar que las barricas nacieron como un elemento casi necesario para el transporte el vino, tanto por tierra, como por mar. Y su tamaño respondió a que en los Siglos XVIII y XIX los ingleses compraban mucho vino a Francia, pero su unidad de medida era distinta, ya que utilizaban como base el galón (o galón imperial), de 4,5 litros, por lo tanto, para simplificar la conversión, necesaria en las transacciones, en Burdeos comenzaron a fabricas barricas de 225 litros que equivalían exactamente a 50 galones. O sea que 300 botellas de 750 mililitros (las habitualmente utilizadas para envasar el vino), equivalían a 225 litros y 50 galones. Un galón eran seis botellas, por eso también, en la actualidad quedó la costumbre de preparar las cajas de vino de seis botellas (o eventualmente doce, dos galones).
También debe dejarse en claro que hay barricas de mayor capacidad, por ejemplo de 250, 300, 400 o 500 litros. Hay quienes denominan “botas” a las barricas más grandes, que pueden llegar hasta 1500 litros y, usualmente, tienen más flejes de metal para reforzar su función “contenedora”. Otros llaman “barriles” a esas barricas más grandes. Es oportuno señalar que las bodegas más antiguas de nuestro país tienen (en uso o en exhibición), antiguos barriles (apoyados en piés), de 20.000 ó 30.000 litros.
Los Foudres (o Fudres), suelen ser algo más grandes que las barricas y generalmente sus frentes (o tapas), son ovalados y se apoyan en un par de “pies”. Habitualmente se hacen para recibir más cantidad de vino: entre 500 y 5000 litros (hay algunos más grandes aún). Su utilización se origina en la intención, o tendencia, de lograr la estabilidad del vino y la suavización de taninos, pero sin que la extracción de aromas de la madera opaque o influya demasiado en los otros aromas del producto. Es decir que se persigue que los vinos no resulten “maderosos”, o que la madera no tape los aromas frutados.
Las Cubas, son barriles tronco-cónicos, de tapas redondas, pero de distinto tamaño, que se instalan de manera que la base del cono esté en el suelo o sobre piés de madera o cemento. Se utilizan para albergar grandes cantidades de vino, y muchas veces también se vinifica o elabora el producto en dichas Cubas. Suelen tener entre 1.000 y 30.000 litros, aunque hubo algunas aún mayores.
Hay también barriles ovales, o redondos, muy pequeños (algunos con bases y otros sin ellas), que algunos denominan barriletes, que son utilizados para servir el vino sin necesidad de embotellarlo. Se pueden ver en bares, tabernas, bodegones y hasta en algunos lugares de turismo de montaña ya que son vistosos y relativamente fáciles de transportar y hasta de regalar. Al día de hoy, con la aparición del Bag in Box, y expendedores similares, además máquinas expendedoras (que mantienen la temperatura ideal), han perdido actualidad y tienden a desaparecer o a reservarse para bebidas espirituosas, con el mismo fin estético.  

 

NEWS

  

Corbeau Wines es el proyecto que lleva adelante la familia Rodríguez. Si bien la marca nació en 2016, son la tercera generación en la industria del vino y cuentan con la misma bodega desde hace más de 40 años.
Sus vinos, que he probado un par de veces, en algunas exposiciones, son muy buenos y ahora me han llegado unas publicidades sobre ellos y los comento porque son buenos y a precios acomodados:

Mad Bird Cabernet Sauvignon 2018. Precio sugerido: $ 500

Mad Bird Dark Malbec 2018, Precio sugerido: Idem

Mad Bird Malbec Ancellotta 2018 (50 % y 50 %), Idem (lo probé y me gustó mucho).

Mad Bird White Blend 2020, Sauvignon Blanc 80 %, Chardonnay 15 %, y Torrontés 5 %, (Idem).

Mad Bird Rosé 2020, Sangiovese 80 %, y Merlot 20 %  (id.)

Mad Bird Supremo 2015, Malbec 46 %, Ancellotta 22 %, Merlot 15 %, Cabernet Sauvignon 8 %, Sangiovese 5 %, y Syrah 4 %. Precio Sugerido $ 1.340.

Mad Bird Reposado 2016 (100 % malbec). Precio $ 700

Luego, han lanzado algunos vinos más frescos y jóvenes como los llamados Pixeles.

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Wine Enthusiat dijo esta semana:

California es el centro de la elaboración del vino en los Estados Unidos y se ha hecho conocida por su Cabernet Sauvignon rico, grande y audaz. Pero la uva más plantada en el estado es la Chardonnay. Esta uva es un sueño para los enólogos, por lo adaptable que puede ser la uva. Suele ofrecer notas cítricas y pureza mineral, pero también se adapta tanto a la crianza en roble como al acero inoxidable y citó luego diez etiquetas de entre 95 y 97 puntos y con valores que van de U$S 39 a U$S 65.  

Sin perjuicio de esta buena nota vi también, en esta revista especializada, una propaganda (ellos venden), que ilustra la imagen de la derecha (la publicidad tenía varios modelos). 

Pienso que, más allá del valor estético que puede resultar de exhibir los vinos de esa manera (en un restaurante, o bar e incluso en un living), yo nunca lo recomendaría. Primero, porque para que sea vistoso, debe estar expuesto a cierta altura, con la consecuente exposición a mayor calor que por lo bajo y segundo por la exposición a la luz. De otro lado, sus capacidades son escasas, los vinos juntan polvo, que hay que limpiar para que la exhibición sea brillante y atractiva y porque ya no se usa acercar a la mesa un vino cubierto de polvo.

  

 

CORREO DE LECTORES

  

Una amiga me criticó:
Alejo: no podés con tu genio, empieza el año y ya estás beneficiando a los lectores masculinos y te olvidás de nosotras.
Ya cumplí. 

Una colega me dijo:
Hola Teacher ! Buen año ! Tal vez sea el intenso calor que te llevo a cometer un error involuntario, no será 1998, en lugar de 1898, digo... Aunque me convenga más 1898, así seré más joven jeje. Gracias infinitas por tus buenas datas e info de cada finde ! Plis se agradecerá reseña masculina para el público que lo apreciará ....
Hoy va un masculino.  

Un viejo amigo apuntó:
Increiblemente buena, la Gaby considerando que tiene 123 años!!!
Y … errar es humano.  

Un estimado colega opinó con certeza:
Me parece que Gaby Ruz es bastante más joven que la fecha de nacimiento que le pusiste…
Efectivamente.  

Los comentarios aquí vertidos, o los anteriores, pueden volver a leerse en www.columnadelvino.com.ar haciendo click en el buscador

 

La semana que viene estaré nuevamente con ustedes,

mientras tanto les deseo que tomen buenos vinos

 

ALEJO

 “El Añejo”