AÑO XX - NUMERO 48

(18.12.2021)

 

Hola queridos Wine Lovers:  Hoy para “ellas”

 

 

   

JEREMY RENNER

 

(50 años)

 

 

  

 

Jeremy Lee Renner (Modesto, California, 1971) es un actor, productor y músico estadounidense que inició su carrera en 1995 con diversas actuaciones, pero se destacó y ganó reconocimiento con la película Zona de miedo o Vivir al límite (dirigida por Kathryn Bigelow - 2009), centrada en un equipo anti explosivos en la Guerra de Irak que le valió una nominación al Oscar como mejor actor.
Luego apareció en el filme The Town (2010), con el que fue nominado al Oscar, como mejor actor de reparto. Tras ello, logró notoriedad al personificar a Hawkeye en el Universo cinematográfico de Marvel como protagonista en las películas The Avengers (2012), Avengers: Age of Ultron (2015), Captain America: Guerra Civil (2016), y Avengers: Endgame (2019), que rompieron récords en taquilla. Asimismo, actuó en La leyenda de Bourne (2012), Misión Imposible, Protocolo Fantasma (2011) y Misión Imposible, Nación Rebelde (2015), ambas igualmente exitosas. También participó en otros filmes elogiados por la crítica como American Hustle (2013), Arrival (2016) y Wind River (2017). Sus películas suman más de 8 mil millones de dólares recaudados, que lo convierten en uno de los actores más taquilleros de la historia.

                                                                                                                                             

 

VINOS

 

 

Arístides Wines nació a fines de los años 90 en Maipú, Mendoza, de la mano de Federico Sottano (de familia bodeguera), y su primo Hugo Baro que en ese momento recién llegaba de Europa, donde había viajado para capacitarse y especializarse como enólogo. Siempre han producido buenos vinos y sobre todo con una presentación muy llamativa cuya etiqueta emulaba, una botella (o su etiqueta), vieja o añejada.
Desde hace un tiempo (relativamente reciente), Federico se ha hecho cargo de la empresa y con un nuevo enólogo (Rodrigo Gasparoni), van aggiornando sus propuestas, sin perder su estilo, comenzando por las líneas jóvenes y próximamente irán saliendo con los alta gama,  que llevan otros procesos, tiempos, y otras evoluciones.
Entre los cambios está el restyling de las etiquetas que tanto los identificó en el mercado, pero a mi manera de ver actual viene muy bien esta modernización y más aún cuando se ven las nuevas presentaciones.  

En esta semana probé el Arístides Reservado para La Estiba de la Familia, Malbec, Cosecha 2020, 100% elaborado con uvas de la zona de Los Arboles, con una crianza de cuatro meses. Como se observa en la imagen, la presentación es más moderna sin dejar de ser clásica y elegante. Luego, el vino se muestra en la copa, con un color rojo oscuro con tonos violáceos, muy apropiados para el varietal y con buenas piernas. En nariz despliega aromas a frutas rojas maduras, con suaves notas de vainilla, debido a su paso por barricas. 
En boca tiene un ataque ligeramente dulzón, típico de la cepa, y luego corre con buen cuerpo, agradable, con acidez justa y con taninos amables que redondean un vino excelente, que llega a un final grato y placentero (Aprox. $ 600/700).
La firma produce además de esta línea “Estiba de la Familia”, que fue su ícono principal y original, los vinos: Compartido, Desterrado, Confidencial, Espumantes (varios), Partida única y Amistelado, conformando un  porfolio más que interesante, cuyos “integrantes” vale la pena probar. 

 


Esta semana probé el Casona López, Cosecha 2020, que me gustó mucho.

Dicen que “Casona López” alude a la Antigua Casona que albergó a cuatro generaciones, conformado una gran historia familiar dedicada a la producción de vinos. En esta línea los tintos son añejados en grandes toneles de roble francés, de 5.000 a 20.000 litros de capacidad. En esta cosecha sobresale nuevo restyling y -a mi criterio- una suba de calidad, por lo que está listo para conformar a muchos amantes del malbec y del Estilo López  “remozado”.
Su etiqueta es más moderna, pero -además de sus notas frutadas- también tiene un mayor grado de alcohol (14,7º), muy buen cuerpo, muy amable en su entrada y agradable y redondo en todo su recorrido por el paladar, ya que sus taninos son suaves y ligeramente dulzones, concluyendo en un vino destacado en su gama de precio, que vale la pena probar y disfrutar (Aprox. $ 300). 

También probé, Cabernet Sauvignon 2019 y el Merlot de la misma línea, igualmente buenos, pero a mi me gustó más el malbec.
 

  

 

Después de mucho tiempo volví a probar el vino La Espera, Reserva Malbec, Cosecha 2019, que como alguna vez les conté, es parte de los vinos que elabora la firma Funckenhausen Vineyards, creada en 2003 por Kurt Heinlein (†), que tuve el gusto de conocer y que la desarrolló junto a su nieto Alejandro Leirado Heinlein, con el que también hablé muchas veces (incluso participamos juntos en un programa de radio), y que ahora se encuentra a cargo del emprendimiento.
Sus etiquetas han cambiado, dejaron de lado el banco (tipo banco de plaza), que simbolizaba “la espera”, y ahora se presenta -a mi juicio- con una etiqueta muy elegante, destacando los doce meses de crianza en roble. Se muestra en la copa con un color rojo rubí intenso, con algunos destellos violáceos y buenas piernas, suavemente coloreadas. En nariz propone aromas a frutas rojas maduras, entre las que se destacan la ciruela y la frambuesa, con los agregados de vainilla y tabaco, provenientes de su crianza durante doce meses en barricas de roble. En boca, tiene un ataque dulzón, luego corre con muy buen cuerpo (14,5º), llena el paladar en forma amable, con buena textura y termina con un recuerdo muy agradable. En deginitiva un vino excelente (Aprox. $ 900, en una vinoteca de San Antonio de Areco). Van mis felicitaciones a Alejandro, por mantener el emprendimiento y sostener la calidad. 

 

 

DOÑA PAULA - NUEVAS AÑADAS DE SU LINEA ALTITUDE SERIES

 

 

La Bodega Doña Paula, presentó al periodismo especializado, las nuevas añadas de su línea llamada Altitude Series. Lo hizo en el reconocido restaurante OSAKA de Palermo (Soler 5608 y también en Pto. Madero Juana Manso 1164), cuya especialidad es la comida japonesa, con algunos toques de carne, más bien de otras latitudes (todos los platos espléndidos).
Doña Paula produce vinos de alta gama desde 1997, con el 100% de viñedos propios sitos en Ugarteche (Lujan de Cuyo), Gualtallary, Tupungato (dos fincas), y El Cepillo (San Carlos). 

 

La recepción fue en la terraza, con un espléndido Riesling Doña Paula Cosecha 2020, que se hace con uvas de su Finca Alluvia, de Gualtallary (Tupungato, Valle de Uco) ,sita a 1350 metros de altura, que fue servido “ex profeso” (en lugar de la cosecha 2021), para que pudiéramos advertir la excelente evolución en botella de este vino hecho con una noble cepa, poco utilizada en nuestro país, pero que brinda excelente vinos. Este caso no fue la excepción, además de la excelente presentación, en la botella típica que propone una elegancia extra, se muestra en la copa con un color amarillo pálido, común en los vinos de esta cepa oriunda de Alsacia, donde el sol es menos intenso y logra menos contenido alcohólico. En nariz ofrece aromas a flores blancas, alguna nota cítrica y dejos de frutos secos. En boca es elegante, delicado (12.8º), fresco debido a una muy buena acidez (pH 3.2) y muy agradable en todo su recorrido por el paladar, dejando un recuerdo delicioso. Excelente.

En esa instancia pudimos charlar con el Jefe de Viñedos y Enología de la firma, Martín Kaiser (escalador de pura cepa dado que llegó a la cima de varios picos, incluso del Aconcagua), quien amablemente nos explicó, con lujo de detalles, la elaboración y resultado del riesling y después, lo mismo de cada uno de los otros vinos. 

 

Ya en la mesa nos sirvieron el Doña Paula Altitude Series 969, Cosecha 2021, que es un blend de 55 % de Petit Verdot, 40% de Bonarda y 5% de Tannat (todo de su Finca Alluvia). Su nombre deriva de la altura media de los cuarteles elegidos para formar este Blend, de donde obtienen un rendimiento de entre 70/100 qq/Ha.
Tiene una presentación elegante, pero también llamativa y las intensas cepas que lo componen le han dado un intenso color rojo oscuro, con tonos violáceos también muy oscuros. Las uvas se vivifican por separado, en huevos de cemento y una vez terminada, se hace el corte y se lo estabiliza en los mismos huevos donde se produce la fermentación maloláctica, para luego se embotellarlo sin pasar por madera, de manera que ofrece notas frutadas muy intensas. Lo curioso parte de su entrada en boca que, pese a las cepas robustas, se hace sentir amable y después redondo en todo su recorrido por el paladar sin dejar de mostrar su buen cuerpo (14º), y personalidad. Excelente. 

 

Luego sirvieron el Doña Paula Altitude Series, 1100 Cosecha, compuesto por 60 % de Malbec, 10 % de Cabernet Sauvignon y 30 Syrah; elaborado con uvas de su Finca Los Indios, sita en El Cepillo (San Carlos, Valle de Uco), a 1100 metros de altura y con un rendimiento ligeramente menor que el anterior (70/90 qq/Ha.). Después de una maceración en frío de vinifican las cepas por separado en tanques de acero inoxidable y luego pasa a barricas de roble francés (20 % nuevas), durante algo más de un año.
La presentación es similar a la anterior (y a toda la línea), pero con distintos tonos. En la copa se muestra con un color rojo violáceos intenso, pero algo menos oscuro que el anterior. En nariz brinda aromas a frutas rojas, notas de violetas, especias (que provienen del Syrah y del Carbernet Sauvignon), y un ligero dejo herbáceo; además de toques de vainilla, y ahumados, provenientes de la crianza. En boca es amable y suavemente dulzón en su ataque, para luego correr con muy buen cuerpo y estructura (15º), debido al aporte de estas dos cepas robustas y completas (syrah y cabernet sauvigon), pero con  taninos redondeados por el paso por madera que los torna sedosos, sin dejar de lado la fuerza de sus componentes, que terminan dando como resultado un vino espléndido, con un final muy grato. 

Después le tocó el turno al Doña Paula Altitude Series 1300, Cosecha 2019, que se integra con 50 % de Cabernet Franc, 45 % Malbec y 5 % de Casavecchia, que es una cepa poco común en nuestro país (solo 100 hectáreas plantadas), oirunda de Italia (cerca de la zona de Nápoles, que brinda taninos muy intensos. Las dos primeras de su Finca de Alluvia y la Cassavecchia della Finca Los Indios. El conjunto de éstas brindan complejidad y armonía que se ve redondeada por una crianza similar al anterior. Como los otros dos vinos, su nombre proviene de la altitud de las parcelas de las que se extraen las uvas. Como dije antes la presentación es igual, pero con distinto color de la fantasía de la etiqueta. En la copa se exhibe con un color muy similar al 1100, y ofrece una gama de aromas muy destacada que comprende, además de los rasgos frutados, notas de jarilla y tomillo, especias y los típicos dejos aportados por su paso por madera. En boca es redondo desde su entrada y luego sigue amable, con buen cuerpo, elegante y muy agradable, para llegar a un final sabroso, de esos que invitan a tomar otra copa (como todos los presentes lo hicimos). Excelente y mucho más.


No puedo dejar de señalar que lo tres vinos combinaron muy bien con todos los pasos (que fueron varios), que sirvió el restaurante. 

Para terminar, con los postres se sirvió el Doña Paula Sauvage Blanc que es una espumoso de Sauvignon Blanc, muy bueno por cierto (que ya he comentado), que tiene una presentación llamativa y que en la copa luce con un color amarillo pálido además de burbujas finas y una delicada corono. Aromas a durazno blanco, cítricos (pomelo, naranja), y toques de menta. En boca es fresco, con muy buena acidez (pH 3.2), vivaz, ligeramente dulce, y persistente en su final. Muy bueno y original.

Excelente reunión, magníficos platos y vinos soberbios.

 

NEWS

  

Debido a mi comentario de hace dos semanas, respecto de los vinos de la Bodega Vinorum de la Familia Altieri, debo aclarar algunos items.

1. El nombre o marca “Vinorum” fue tomado de la expresión del latín por la cual Luis XIV describiera al vino húngaro Tokaji Aszú.

2. La firma posee viñedos en Perdriel, Luján de Cuyo, a 1.060 m.s.n.m., en la región denominada Zona Alta del Río Mendoza.

3. Esa Trilogía, de Edición Limitada, de sus vinos llamados Rilucente, Armonioso y Vittorioso, es de sólo 230 cajas de tres botellas.

4. También han lanzado su primer vino blanco denominado Vinorum, para el mercado nacional, y Regina Bianca para exportación, del que sólo se han dispuesto 180 botellas para el mercado nacional.

5. La familia Altieri produce excelentes vinos, varios de los cuales han sido comentados en estas Columnas, desde el Go Malbec, joven y fresco, pasando por los Brandsen, con crianza en barricas, los Vinorum, de gran calidad y el espléndido Victorio Altieri, Gran Reserva, con dieciocho meses en barricas, que es excelente.

6. Esta “trilogía” parece venir de la mano de esa excelencia. 

 

 

En una entrevista, del destacado periodista Oscar Martínez, a Michel Rolland, a una pregunta sobre los vinos “con madera o sin madera”, el Gurú del vino y primer Flying Winemaker, respondió: 

En el consumidor no hay cambios: le encanta la madera. Es verdad que hay un grupo de personas que habla y escribe sobre los vinos más sencillos, pero no lo creo. Cada año crece el número de barricas que se importan. En los vinos de alta gama, la madera es fundamental. ¿Qué se siente? Claro, es obvio. Pero en un vino de 2008, la madera no se siente y permite consumir el vino en perfecto estado. Entiendo que exista una razón económica para no pasar por madera cierto tipo de vinos, pero en la alta gama, la alquimia que se produce en la barrica, entre la madera y el vino, es insustituible.

 

Aún sin la menor posibilidad de comparar mis conocimientos con los de Michel, en esta respuesta dice lo que yo siempre he sostenido: El roble (o eventualmente otra madera), es un complemento “necesario” o “muy conveniente” para los vinos tintos, ya que morigera sus taninos, brinda mayor complejidad y enaltece el producto final, además de brindar una mejor “vejez” o evolución. En los blancos es menos “necesario”, pero la madera es muy buena compañera de los chardonnay, viognier, semillón, y -en pequeña medida- le aporta alguna complejidad otras cepas.

Sin embargo, hay una tendencia a proponer, ofrecer y postular los vinos sin madera, bajo la justificación de no borrar, disminuir o eliminar, las notas frutales y/o las características del terruño. Si bien tales afirmaciones tiene cierta base real, no resulta menos cierto que -en general- los vinos sin madera tienen menor complejidad y un muchísimo menos costo, tanto real (el costo de la barricas), como financiero (el tiempo de crianza), por lo que se torna atractivo promocionar los vinos sin contacto con roble que, en muchos casos, no son malos pero, a mi criterio podrían verse mejorados con el paso por madera.

 

CORREO DE LECTORES

 
 

Un lector de estas Columnas, sin “pelos en la lengua”, apuntó:
Muy buena la pseudo ponja
Bué …

 

Una estimada colega, que podría llamar alumna, me criticó con justa razón y dijo:
Hi: Teacher, yo diría bonita o no bonita, suena mejor…no ?
Es verdad, no fui delicado.

 

Un afecto lector, compañero de trabajo, apuntó:
Particularmente a mí me gusta. No sé quién le pone las esposas a quien. De los vinos de esta semana sólo probé el Don Nicanor. Muy bueno.
Muy bueno lo de las esposas, como el Don Nicanor.

  

Otra lectora de hace varios años, se quejó:
Alejo: cuándo alguna foto para nosotras ??
Hoy cumplí con las damas.

  

Un viejo amigo, habitual participante de esta sección, me contó:
Hace un tiempo fuimos a recorrer Mendoza en todas las posibilidades que tuviéramos en tiempo. Hicimos base en San Rafael, y desde allí, recorrimos distintas bodegas, me acuerdo de Chandon, La Rural, Bianchi, y alguna otra que no tengo en la memoria. Anduvimos por viñedos, en degustaciones, y compré unas cajas de Bianchi y La Rural, así como olivas en negocios para turistas; pasamos por Luján de Cuyo, Malargüe, Chacras de Coria, en fin, valió la pena. Hicimos noche en Chacras y en Luján, esos 6 días no paramos de andar, yo tenía el Chrysler con 5 meses, le hicimos más de  3.500 kilómetros  en total. Pero fue un viaje que no olvidaré mientras viva. Mendoza ha de ser una de las más hermosas provincias. Shalú.
Siempre es lindo ir de viaje. Mendoza no es la excepción, al contrario tiene bellezas naturales, gente amable y vinos espléndidos ¡¡¡ Cómo no iba a gustarle el viaje !!! 

 

Los comentarios aquí vertidos, o los anteriores, pueden volver a leerse en www.columnadelvino.com.ar haciendo click en el buscador

 

La semana próxima estaré nuevamente con Uds.

¡¡¡ Good Wines !!!

 

ALEJO

 “El Añejo”