En nuestro último viaje a Mendoza pasamos por la Bodega CarinaE, de propiedad de Philippe y Brigitte Subra, que como ya les conté varias veces, son oriundo de Francia y conocieron nuestro país debido a un trabajo de Pillippe en una firma de electricidad en Mendoza y al terminar su contrato decidieron quedarse y trabajar en la Finca y Bodega que adquirieron. Comenzaron hace unos diez años y ya producen unas 150.000 botellas bajo la supervisión de Gabriela Celeste de Enorolland.
   
Probamos varios vinos, entre ellos los Cuveé Brigitte y el nuevo Cuveé Philippe, el rosado que repiten año a año y es cada vez más interesante y el syrah al que Philippe le tiene mucha fé, como no es para menos ya que obtienen, en su dos gamas Harmonie y Hommage, productos excelentes, redondos, amables como pocos syrah. Además integra con muy buen éxito la mayoría de sus cortes.

Teníamos reserva una restaurante que se llama Brindillas, ubicado en la calle Guardia Vieja, entre Luján de Cuyo y Chacras, que resultó espléndido y muy recomendable para los locales y para quienes visiten la provincia.

Llegamos tarde pero no hubo ningún problema, ya que tiene una atención espléndida, excelente ambientación -moderna pero muy elegante- y magnífico servicio, todo lo cual nos permitió pasar una velada muy agradable.

Los vinos, obviamente fueron los que llevó Philippe y puedo empezar a contar que el relativamente nuevo CarinaE Torrontés es fresco, suave, elegante y con gran despliegue aromático, todo lo cual lo constituye en un producto que no hay que perderse.

El CarinaE Prestige, top de la bodega, nos dejó perplejos, como ya nos había pasado otras veces.

Se trata de un blend de casi dos tercios de malbec, un tercio de cabernet sauvignon y un toque (5 %) de syrah, que parte de uvas provenientes de viñedos con bajo rendimiento (70 qq por hectárea)
Es un vino con una elegante presentación, y que se exhibe en la copa con un color rojo granate oscuro con algunos destellos violáceos y muy buenas piernas (15,4°). En nariz se advierten sus aromas de frutas rojas maduras con toques de especias y notas de vainilla y chocolate producto de su paso por barricas nuevas de roble francés durante dieciocho meses lo que le agrega algún dejo de tostados y frutas secas. En boca tiene un ataque muy amable y luego despliega su personalidad y estructura que lo erigen como un vino importante, pero debido a sus taninos redondeados por la crianza y la guarda, alcanza una suavidad (pH 3.83) y elegancia que lo tornan muy agradable, para ir terminando con un final largo, acaramelado y cautivante.
En definitiva un vino soberbio (Aprox $ 350).

Con los postres brindamos con el champagne CHIN CHIN, que está compuesto por un 80 % de Chardonnay  y un  20 % de Pinot Noir  y alcanza a los 12,5° de graduación alcohólica. Se elabora mediante el Método Charmat Lungo (o largo),  con tres meses de contacto con las lías. En la copa se muestra con un color amarillo suave, con algún tono verdoso y con burbujas finas y persistentes que forman una buena corona. En nariz despliega aromas a frutas de pulpa blanca y alguna nota floral a lo que se le suman toques de levaduras y pan tostado. En boca es agradable, fresco, con una acidez adecuada y agradable hasta su final.

Y ya pasada la medianoche partimos con la alegría de haber compartido con este agradable matrimonio una nueva reunión que ya es habitual cada vez que vamos para Mendoza e intentamos que sea igual cuando vengan para Buenos Aires.