VIÑA LAS PERDICES
VIÑA LAS PERDICES es una bodega que, por sus excelentes productos y sus innovaciones, quería conocer. Es oportuno destacar que Juan Carlos Muñoz y Nicolás Muñoz, fundaron Viña Las Perdices en el 2004, con la idea de hacer vinos de calidad y con la mirada en la innovación.
Cabe destacar que cuando Don Juan Muñoz López llegó a la zona se asombró de la cantidad de perdices que andaban por los alrededores. Siempre en grupos de tres. Las que se mantuvieron a lo largo de los años. De ahí el nombre y el logo tan famoso.
Tiene una muy linda recepción para las visitas de turistas y amantes del vino, con una muy buena vista a sus jardines y las montañas. Así fue que nos atendió Vanina Manini y nos hizo ver el paisaje desde la terraza de la recepción, con una copa de excelente Geguztraminer, cepa poco común pero que da excelentes blancos.
Recorrimos las instalaciones, amplias, modernas y con alta tecnología, que le permite alcanzar –actualmente- una capacidad de más 1,2 MM de litros en más de 50 tanques de acero inoxidable y 600 barricas de roble francés.
La calidad de sus productos siempre ha sido destacable y sus innovaciones también.
Siguió el Viña Las Perdices Riesling, que siempre me gustó mucho y que luce en una botella apropiada para el varietal. Siempre digo que deben probar esta cepa y más aún de esta bodega.
He probado varios vinos de la línea Ala Colorada, pero nunca lo había hecho con el Tannat, y pudimos disfrutarlo, llegando a la conclusión de que lograron un excelente producto, amable y agradable, pese a tratarse de una cepa con gran carácter.
Para cerrar la visita nos deleitaron con el Juan Manuel que lleva su nombre en honor a Don Juan Muñoz López, iniciador de la actividad vitivinícola de la familia Muñoz.
Este es uno de sus tres vinos top, junto con el Tinamú, que es un corte de Malbec 60% / Cab Franc 25%, Petit Verdot 10%, Tannat 5% y el Alae, que es 100 % Malbec.
Se hace con uvas de viñedos propios con un bajo rendimiento 80 (qq/Ha), con una combinación Malbec 70%, Syrah 11%, Bonarda 10%, Merlot 9%, y después de la fermentación pasa dieciocho meses en barricas de roble nuevas (50% Francés y 50% Americano). Además de su presentación sobria y elegante, mantiene en su etiqueta la imagen de las perdices y se muestra en la copa con un color rojo profundo, con tonos violáceos. En nariz propone aromas a frutas rojas, violetas, pimienta y notas de especias, tabaco y vainilla. En boca, tiene un ataque amable y luego corre con buen cuerpo y estructura, con taninos presentes pero redondos y con un perfecto equilibrio entre la madera, la fruta, el alcohol y la acidez. Un vino soberbio.
Y nos fuimos muy agradecidos y contentos de haber visitado la bodega de la que tantos buenos vinos probamos a través de más e una década.