El segundo día en Mendoza visité la Bodega Andeluna que, como ya les he contado, fue creada hace unos seis años por Ricardo Reina Rutini (los vinos comenzaron llamándose Familia Rutina), y Ward Lay. El primero descendiente de una familia que siempre ha cultivado la vid; y el segundo hijo, Herman Ward Lay, creador de Frito-Lay y posterior accionista y Presidente de PepsiCo. Desde 2007 la totalidad de la bodega pertenece a este último.
    
La bodega está ubicada en la zona de Gualtallary,  Tupungato a unos 1300 metros de altura, en una finca de ochenta hectáreas en la que se cultivan uvas Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, y Chardonnay. Se muestra con una notable elegancia a  pié de la cordillera.

Fuimos recibidos por Silvio Alberto, el winemaker de la bodega con quien mantuvimos una muy cordial charla, de varias horas, en la que nos interiorizó de todos los detalles.

Así nos contó que posee una capacidad de tanques 1.000.000 de litros y de 1.200 barricas que luego del tercer uso son desactivadas y vimos precisamente una gran cantidad vacías a la espera de la venta para distintas actividades.

Merece destacarse que la bodega produce cuatro líneas de vinos: los Andeluna, que son los más jóvenes, muy frutados y con seis meses de roble de segundo y tercer uso.
Los Andeluna Reserva que tienen  mayor concentración, estructura y complejidad, tanto por provenir de parcelas de menor rendimiento cuanto por un paso de doce meses por barricas francesas de primero y segundo uso.

Los Andeluna Grand Reserve que, al igual que los anteriores presentan una mayor complejidad y estructura, con mayor aporte de notas terciarias por su paso de dieciocho meses en barricas de roble francés de primer uso.
Y el Pasionado, el vino top de la bodega que es un blend de extraordinaria calidad.

Después de una recorrida por todos los sectores, pasamos a la sala de degustación que se encuentra ubicada frente a la sala de barricas, separada por una pared de vidrio, brindando una excelente ambientación, en la imagen nos vemos reflejados en dicha pared.

El lobby es elegante, tranquilo, señorial y muy bonito. Apropiado para degustar vinos y como antesala del wine bar que está a la izquierda en una elegante barra y del restaurante que se ve al fondo.
Ambos espacios tienen distinguidos detalles artísticos en los ángulos, tal como se ve en la imagen inferior.

En el almuerzo, muy bien servido y muy recomendable, probamos:

Con el primer paso, que era una ensalada de rúcula y quinoa con maiz peruano y una foccacia de hiervas, el Andeluna Torrontés, muy llamativo y fresco, el Andeluna Chardonnay, de dos añadas muy frescos y agradables.

Con el segundo paso, que era una trucha de Tupungato, en croute de olivas negras y chorizo, con vegetales estofados con chardonnay (el pan eran copacitos), Andeluna Reserva Chardonnay, Cosecha 2007. Más complejo y más corpulento que los anteriores y también muy redondo y agradable, cuando se “abrió” resultó excelente, con notas melosas y mantecosas (doce meses de crianza en barricas).

Con el tercer paso, que era una tarta de maíz morado, con mortadela y quesos (el pan era una sopaipilla), Andeluna Merlot, Andeluna Malbec y Andeluna Cabernet Sauvignon, los tres frescos y jóvenes y muy agradables, pero el cabernet se mostró como lo que es “el rey de los vinos”.

Con el cuarto paso, que era un filet de ternera, ajos del valle asados bálsamo de remolacha y un cubo de papas confiatas (el pan era criollo), el Andeluna Reserva Cabernet Sauvigon, y el Andeluna Reserve Malbec. Ambos demostraron ser muy buenos exponentes de las cepas y del terruño, brindado riqueza aromática, complejidad, corpulencia y redondez.

Con el quinto paso, que era un helado de agua, el Andeluna Grand Reserve Malbec, que representa un alto exponente de la cepa ya que tiene todo lo que se le pide a un gran vino; y el Andeluna Grand Reserve Cabernet Franc del que puede decirse lo mismo que el anterior, con las características propias de esta cepa, pero muy, muy bueno.

Con el sexto paso, que era un bombón suizo, el Pasionado, que es soberbio.

Y después del café nos fuimos muy agradecidos a Silvio por la excelente atención dispensa y por su amabilidad que nos hizo pasar un rato muy, pero muy agradable.

Tiempor después de esa visita participé de un simpático y agradable almuerzo organizado por Andeluna Cellars, que fue celebrado en el destacado Restaurante Elena, del Hotel Four Seasons, que recibiera su nombre en honor a Elena Peña Unzué, la novia que recibió La Mansión como regalo de su esposo y que recientemente obtuviera el puesto 50° entre todos los restaurantes de Latinoamérica.

La reunión tenía por objeto presentar las nuevas cosechas de la firma. Por tal motivo estaban presente y nos recibieron muy amablemente la gente de la Distribuidora Dulmes, Ricardo Príncipe y Andrea Fiumidinisi  y de la Bodega nos esperaban su Director Comercial, Juan Estornell (arriba), y Manuel González (izq.), el actual Winemaker.

En el bar donde nos fuimos reuniendo, nos ofrecieron una copa del Andeluna Rosado 1300, Cosecha 2013, muy fresco y agradable (Aprox. $ 65).

Ya en la mesa, la entrada fue Tabla de quesos y fiambres; Rabas con salsa chile, tomate y mayonesa de ajo y Mollejas con emulsión de limón y oliva con un salteado de papines albahaca y huevo. Estas exquisiteces fueron acompañadas del Andeluna Altitud Chardonnay, Cosecha 2011, que me pareció espléndido.
Se trata de un vino un que parte de un bajo rendimiento por hectárea (menor a 7.000 kg.), que reposó en barricas de roble francés nuevas, por un período de 12 meses y terminó arrojando un intenso color amarillo dorado con ligeros destellos verdosos que en nariz ofrece aromas a frutos tropicales, alguna fruta seca, pan tostado y notas de vainilla. En boca se los siente equilibrado fresco con buena acidez (pH 3,40), con buen cuerpo y un recorrido untuoso y un final meloso, muy agradable y envolvente. Excelente (Aprox. $ 130).
Realmente, me pareció un vino espléndido.

Con los principales, que fueron Pollo BB, Ojo de Bife Angus, Pesca del Día y Raviones de Ricota con Estofado de Osobuco (obviamente no comí todas las opciones, aunque se ofrecían), se sirvió el Andeluna Altitud Malbec 2011, que es uno de esos vinos espléndidos de la gama alta que no llega a la exorbitancia pero que tienen una relación precio calidad acorde con su jerarquía enológica. Se trata de un vino de una buena presentación, que en la copa exhibe buenas piernas y un color rojo intenso, con tonos violáceos. En nariz propone aromas a frutas rojas maduras, entre las que se destaca la ciruela y la cereza, toques de vainilla y chocolate, producto de su paso durante doce meses en barricas de roble francés. En boca tiene un ataque dulzón y agradable, para luego correr con muy buen cuerpo, como resultado de una baja producción por hectárea (7 tons), que también le aporta estructura, carácter e importancia, pero siempre con taninos suaves, dulzones y amables que también le agregan persistencia en su final (Aprox. $ 130). Excelente.

Al momento de los postres, que fueron frutas asada y especiadas con helado, se sirvieron los Pasionado, que son los vinos top de la Bodega, y fueron el Pasionado 4 Cepas, Cosecha 2008  (Aprox. $ 348), que me encantó como un vino excelente y más aún. En este caso los cuatro varietales (cabernet sauvignon, cabernet franc, malbec y merlot), se elaboran por separado y se guardan doce meses en barricas nuevas de roble francés para luego de elegido el blend se lo deja reposar nuevamente seis meses en barricas.
Este vino tiene complejos aromas a frutos rojos maduros, especias, frutas secas, notas de vainilla, chocolate y café. En boca tiene muy buen cuerpo, es agradable, elegante, importante y muy amable debido a sus taninos maduros, redondos, aterciopelados. Una muy buena cola completa un vino más que excelente (Aprox. $ 370)    

El Pasionado Cabernet Franc, Cosecha 2008, fue criado en barricas de roble francés nuevas durante dieciocho meses. Tiene una muy elegante y distinguida presentación y se muestra en la copa con un color rojo intenso y matices violáceos. En nariz ofrece aromas a frutas rojas maduras, especias, vainilla y chocolate. En boca se lo siente con muy buen cuerpo (15,5°), personalidad y estructura, que lo erige en un vino importante, pero amable (pH 3,70), agradable y con buen cola. Excelente y más aún (Aprox.  $ 465),

Y nos despedimos de la gente de la bodega y de Dulmes, con la certeza de haber probado vinos de muy alta calidad y la alegría de haber pasado un momento muy grato.