La Columna del Vino ®
Nro. XXIII – NUMERO 20
04/06/2023
Estimados lectores/seguidores:
Esto parece ser un muy buen servicio
VINOS
En estos días probé el Finca La Anita, Cabernet Sauvignon, Cosecha 2020, del que alguna vez les he hablado señalando su excelente calidad y la magnífica relación de precio y resultado ofrecido. Dicho emprendimiento produce muy buenos vinos que parten de la mano de la enóloga Soledad Vargas. Sus uvas son cultivadas en Alto Agrelo, en viejos viñedos se encuentran a más de 900 metros sobre el nivel del mar y tienen un rendimiento naturalmente bajo (40/50 qq/Ha).
Es 100 % Cabernet Sauvignon, tiene una presentación sobria y se muestra en la copa con un color rojo granate oscuro con tono violáceos. En nariz propone aromas a frutas rojas y negras maduras, como cereza, arándano y mora, notas pimientos rojos y especias, además de toques de vainilla debido a su paso por barricas de roble francés y americano de primer uso (tostado medio) durante doce meses. En boca tiene un ataque amable, luego corre con buen cuerpo y volumen (14º), y sus taninos bien presentes -que le dan personalidad- están debidamente redondeados, y llenan el paladar de forma elegante, lo que sumado a una acidez justa (Total: 6.11 g/L y pH 3.72), lo hacen un vino muy agradable y con un final sabroso. Excelente (Aprox. $ 2400/2600) (la imagen es de una cosecha anterior).
Esta semana probé el Antigal UNO Cabernet Sauvignon, Cosecha 2018, que hace mucho que no tomaba. Lo elabora, bajo la supervisión de la enóloga Miriam Gómez, la Bodega Antigal que se estableció en el año 2000 en una histórica bodega sita en Russell, Maipú, cuyo origen se remonta a 1897 y que fue remodelada al tiempo de la adquisición, resultando ahora una moderna bodega en un edificio tradicional.
Tiene una presentación muy llamativa ya que como etiqueta usa un número UNO de metal y las letras están sobre la botella (sin papel).
En la copa muestra un color rojo rubí intenso con tonos oscuros. En nariz brinda aromas a frutos negros, pimienta blanca, pimiento rojo y notas de frutas secas y vainilla, producto de su paso -durante diez meses- por barricas de roble francés y americano.
En boca ofrece taninos intensos, pero amables, buen cuerpo (13,9º), y una acidez balanceada que lo hace muy redondo y agradable. Muy, pero muy bueno. Varias cosechas han obtenido puntuaciones entre 90 y 92 puntos de diversos críticos internacionales (Aprox. $ 1500 en un supermercado oriental).
Probé el Pascual Toso Malbec Estate Bottled, Cosecha 2021, de la bodega homónima que se ha convertido en una de las bodegas argentinas más antigua, ya que fue fundada en 1890, y de la que hace mucho que no probaba uno de sus productos. Se encuentra en la zona de Barrancas en el distrito de Maipú a unos 750 metros sobre el nivel del mar (con más de 400 hectáreas).
Tiene una presentación elegante y se exhibe en la copa con un color rojo violáceo oscuro.
En nariz propone aromas a frutas rojas maduras, violetas y notas de vainilla y chocolate producto de su paso -el 40 % del vino- por barricas de roble americano (supongo que de tostado intenso), durante diez meses.
En boca tiene una entrada suavemente dulzona, propia del varietal, y luego corre amplio (14,1º), completo, carnoso y con taninos delicados, todo lo cual lo hace muy agradable y bebible. En definitiva. Muy bueno y con excelente relación precio calidad (Aprox. $ 1200/1400).
Tomé el Pioneer Cabernet Franc, Cosecha 20202, de la bodega La Celia que tuve oportunidad de visitar unos años atrás y que es una de las pioneras del Valle de Uco.
Como les conté alguna vez, don Eugenio Bustos se estableció allí, con el objeto de criar caballos que sirvieran para el “transporte”, por esas zonas y para el paso a Chile. Al poco tiempo plantó viñedos y en honor a su hija denominó a la Bodega La Celia.
Hace unos diez o quince años fue adquirida por el Grupo Chileno CCU y la antigua bodega fue reacondicionada y modernizada. Su enóloga es Andrea Ferreyra a quien tuve el gusto de conocer en un almuerzo organizado por la bodega.
Este vino se presenta en una botella alta y esbelta, y en la copa se muestra con un color rojo intenso, con tonos rubí. En nariz ofrece aromas a frutas rojas y negras, especias, pimientos y notas de vainilla y chocolate. En boca tiene un comienzo amable y luego corre con buen cuerpo (14º), con una estructura tánica sedosa y redondeada por su paso por barricas de roble. Excelente (Aprox. $ 2800/3000 pero se puede conseguir en oferta en https://labarraccu.com.ar/products/vinos-la-celia-tinto-cabernet-franc-750-ml).
NOTICIAS
En los años ‘90, la familia y amigos de Sam Neil (el propietario), desarrollaron un proyecto llamado Two Paddocks (dos potreros), en una humilde finca en la región Central de Otago, en la isla sur de Nueva Zelanda.
Tienen cuatro viñedos orgánicos distribuidos por Central Otago, la región vinícola más al sur de Nueva Zelanda. Plantaron sus primeras uvas en 1993, y la primera cosecha fue en 1997. Su última adquisición (dentro de esos cuatro viñedos), fue en 2013.
Es una empresa muy pequeña, obsesionada con el Pinot Noir y el Riesling, su producción se reduce a unas 3.000 cajas de vino al año, elaborados con Pinot Noir, Riesling y Sauvignon Blanc, algunos de cuyas etiquetas fueron elegidas entre los cien mejores vinos del año en diversas oportunidades, por distintas publicaciones internacionales.
Como todos los años, desde 2016, Wine Revolution (de Javier Menajovsky), organizó la Expo Vinos & Negocios (también se realiza anualmente en Mendoza), que ha logrado ser el evento más importante para los profesionales del sector. Constituye un evento en el que productores y bodegas de todos los tamaños pueden encontrarse con distribuidores, representantes, sommeliers y periodistas, para exhibir sus productos y realizar negocios.
El martes pasado estuve allí (se realizó en la Usina del Arte), y además de ver a muchos amigos, pude apreciar la cantidad de etiquetas nuevas y casi desconocidas, algunas con nombres muy llamativos, como:
A Corazón Abierto, Biplano, Buscado Vivo o Muerto, Cola de Zorro, Doña María Wines, El Gordo en Motoneta, El Tránsito, Elefante Blanco, Entre Perro y Lobo, Finca del Nunca Jamás, La La La, Piloto de Prueba Wines, Roble Negro, y otras.
Unos de los primeros que probé fueron los Marchiori & Barraud, Corte, Hornero y Cuartel Dos, y pude hablar un rato con la enóloga Noelia Torres (a quien conocí durante su paso por Ruca Malén), y con el distribuidor Gastón Blondel (Clusters Wines), a quien conozco desde hace casi 20 años (también a su padre, colega, ahora radicado en Córdoba). Corresponde decir que ambos Marchiori y Barraud, en 1999 fundaron Viña Cobos (en sociedad con Paul Hobbs), alcanzando un gran reconocimiento internacional y en 2004 iniciaron su propio proyecto al que desde hace un par de años dedican todo su esfuerzo, con buenos resultados.
Seguí con los Barroco de Roberto Romano (en la imagen), un amigo que me hizo probar su Cabernet Franc, luego el Pinot Noir, ambos excelentes y finalicé con el Malbec Gran Reserva, “sublime”.
No pude dejar de pasar por el stand de Familia Falasco y probé (no lo conocía), el Bressano Chardonnay, que me pareció más que excelente, uno de los mejores chardonnay que he probado. Obviamente también tomé el Bressano Malbec, que es su vino top.
En el stand de Claroscuro, probé su pinot noir que no conocía y tiene la altura de sus otros vinos, ya comentados en estas Columnas.
En Graffigna (de San Juan), la cordial sommelier Ana Chiovetta, me hizo probar un vino de sus -ahora- únicas dos líneas, el que se llama (creo) Graffigna Glorius Selection Malbec, que me pareció muy bueno y con una excelente relación precio calidad (Aprox. $ 3.500).
También probé un Caelum malbec que resultó muy bueno, así como un vino de la bodega La Vigilia, emprendimiento nuevo y pequeño, sito en el Valle de Uco (Los Chacayes), pero con mucho potencial.
Finalmente, pasé por el stand de Callejón del Crimen que justo estaba vacío y vi que tenían un chardonnay (que no conocía), y lo probé. Creo que era un gran reserva, porque el reserva se embotellaba en botella bordelesa y esta era borgoñesa. Me pareció más que excelente.
La cantidad de gente y el tiempo que me apremiaba, impidieron que accediera a otros vinos y quedé con ganas de probar los de: Equilibrio Imperfecto (de Andrea Marrone), Cruzat (estaba su enóloga Lorena Mulet, discípula del gran Pedro Rosell); Chañarmuyo (cuyos vinos he probado en otras oportunidades), Laureano Gómez (el famoso enólogo que tiene su propio emprendimiento), Jasmine Monet (famosos espumosos), Martino Wines (siempre innovadores), Sólo Contigo, Clos de Chacras, Domiciano, Don Cristóbal, Agustín Lanus Wines, entre otros y, no puedo dejar de destacar la presencia de Cocoa Bit Chocolates (y su titular a la que apenas pude saludar) (la imagen es de https://guarda14.losandes.com.ar)
Todo organizado por Javier Menajovsky This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it. @javierwinerevolution
ALGUNOS MENSAJES DE LECTORES
Un viejo amigo me dijo:
Maravillosa la Reina del Rock, se fue físicamente pero quedan sus registros y videos, para seguir apreciándola.
Tina, la Gran Tina, efectivamente, los que tenemos “unos años” la recordaremos y, de vez en cuando miraremos con nostalgia sus videos.
Otro lector, señaló:
Cualquier lugar es bueno para tomar vino: El subte, la cocina y ¿ porque no ? la cama …
Los de la cocina parecían salir de ahí.
Otro lector, asiduo visitante de esta sección, me preguntó:
Alejo: Estuve leyendo tu columna, como es habitual cada semana. En esta oportunidad y relacionado con las temperaturas de servicios, te escribo para preguntarte si existe el mismo limitante para el caso de los whiskies.
Es un tema difícil.
Mucha gente prefiere el whisky, el cognac y el vodka al natural (esto es 22/25º), lo cual -a mi criterio- hace que el vaho de alcohol disipe o evite que se puedan apreciar aromas y sabores. Otros toman el vodka de la heladera, por ejemplo Don Ricardo Santos (†), cuando venía cenar a casa.
Algunos calientan el cognac con la palma de la mano y hasta existen todavía los adminículos que permitían que una pequeña vela caliente el cognac (a mi juicio un disparate que ni siquiera sirve para que un San Bernardo salve a alguien de la hipotermia).
Por otra parte algunos, muy pocos, comienzan a poner algo de frío en el cognac. Yo le suelo poner un cubito (uno solo), para evitar el vaho alcohólico que, excesivo, es desagradable.
Con el whisky pasa lo mismo: hay quienes lo toman puro y al natural, otros “on de rocks” (dicen con dos hielos, por un simple snobismo), y otros le ponen tres o cuatro hielos. Reigosa, presidente/dueño del club del whisky lo toma, como muchos, con agua helada.
En mi caso, siempre con hielo y a veces hielo y unas gotas de agua, para que el H2O lo torne -rápidamente- en muy bebible. Pero creo que la medida justa es un Scotch “on the rocks” (dos grandes o tres o cuatro chicos), para que se enfríe y se suavicen los vahos del alcohol.
Más allá de mi apreciación sensorial -más o menos- objetiva, todo depende del gusto personal.
Los comentarios anteriores, pueden volver a leerse en www.columnadelvino.com.ar haciendo click en el buscador
Y muchos pueden verse en @alejo.martinez.araujo
La semana que viene estaré con Uds.
Mientras tanto, les deseo vinos.
ALEJO
“El Añejo”