En nuestro tercer día en Neuquén fuimos a visitar la Bodega NQN, de la que ya les he hablado varias veces.
Esta vez, con mucho más tiempo y “experiencia” en la zona pasamos por el balneario y camping que se ha formado a partir del dique contenedor de aguas que está sobre el Río Neuquén y que comunica (en un paso de un sólo sentido, regulado por semáforos), Vista Alegre con Barda del Medio.
A nuestra llegada nos recibió, con su amabilidad y cordialidad que siempre la caracteriza, Florencia Peacock (hoy ya madre de dos niñas: Martina y Emilia), que nos mostró la bodega desde la pasarela superior.
Luego se acercaron a la recorrida el Arq. Lucas Nemesio, de quien ya les he hablado y el enólogo de la bodega Sergio Pomar, y fuimos a la parte inferior (al pié de los tanques), donde pudimos probar el excelente vino base para el espumante 2009), también vimos el degüelle y pudimos probar el espumante -recién degollado- sin licor de expedición que me pareció excelente.
Vimos la sala de barricas, la finca y los proyectos de ampliación de la bodega y conversamos sobre un pequeño -y futuro- alojamiento para turistas y/o visitantes.
Después pasamos al restaurante, muy lindo por cierto, ya que además de su elegancia, permite ver la finca por tres lados. En ese momento llegó mi colega, el Dr. Luis María Foccacia, a compartir el almuerzo con nosotros.
Con la presencia de los propietarios (Lucas y Luis María), de Sergio (a quien se ve en la imagen con Luis María), y de Florencia disfrutamos de un excelente almuerzo, en el que probamos el Picada 15 Blanco, Blend 2009, que funcionó muy bien como aperitivo, mientras probábamos el rico pan con se presentó la mesa.
Luego pasamos, con la entrada, al Malma Sauvignon Blanc, Cosecha 2009 (que aparentemente está elaborado con un nuevo clón), que me dejó más que conforme, especialmente porque me pareció el Sauvignon Blanc que más notas típicas de la cepa presenta de todos los que tomé en la Patagonia.
Luce un color amarillo suave pero brillante, con ligeros destellos verdosos, presenta aromas herbáceos entre los que se destacan la ruda y la salvia (típicos de la cepa), toques cítricos y florales, buena acidez y frescura. Me pareció un vino muy, pero muy interesante en su calidad y más aún en su relación precio calidad ($ 27/28 aprox.).
Probamos, luego, un Malma Clásico, Pinor Noir, Cosecha 2009 que despunta (ya que recién había sido embotellado), como un muy buen producto patagónico y que a fines de año o principio del otro tendrá la redondez de un muy buen pinot sureño.
No podían faltar los Colección que son el emblema de la bodega, así que probamos los que aún no están en el mercado:
El Colección Malbec, Cosecha 2007, que fue elaborado con sus mejores uvas de parcelas de bajo rendimiento y con el tratamiento de los vinos premium. Pasó un año en barricas de roble y dejó como consecuencia un vino excelente que acaba de obtener un galardón en el prestigioso concurso Vinandino.
Les he hablado mucho de su antecesor el 2006, y éste tiene las características sensoriales muy parecidas pero se colige que con una guarda un poquito más pronunciada en botella lo superará ampliamente.
Es 100 % Malbec, presenta un color rojo profundo con destellos violáceos, aromas a ciruela, cereza, mora y frambuesa maduras, con toques de vainilla. Buen acople de la madera que lo redondea y no opaca a la fruta. En boca tiene carácter, pero sus taninos se muestran finos, dulzones y amables. Su final es largo y agradable y, además, de invita a tomar otra copa. Excelente.
El Colección Blend Cosecha 2006, que es un corte clásico, me dejó la misma sensación que el anterior. Esplendido pero para mejorar en botella y, como es 2006, espero que pronto lo podamos ver en las vinoteras.
Con el postre tomamos el Malma Extra Brut, 2008, Método Champenoise, que cerró muy bien el prolongado almuerzo. Después del café Luis María se fue a su estudio céntrico y los restantes comensales seguimos conversando un largo rato, especialmente sobre los productos de exportación, algunos de los cuales son preparados especialmente para el gusto de los importadores.
Nos fuimos muy contentos por la visita, que me debía y les debía a ellos desde hace varios años y muy agradecidos por la excelente atención, la excelente comida y bebida y por el buen recuerdo de nuestro paso por la bodega.
Nuevamente tengo que decir: Todo excelente
Tiempo después fue adquirida en enero de 2012 por las familias Viola y Eurnekian, titulares -a su vez- de la Bodega del Fin del Mundo. Ambas han conservado su individualidad como unidades de negocios distintas, más allá de coordinar la fuerza de ventas y algunas funciones administrativas y logísticas.
La bodega tiene capacidad para 1.800.000 litros, su arquitectura se integra al paisaje a través de taludes en tres de sus laterales, que se asientan en las bardas típicas de la zona y su producción anual supera el 1.200.000 botellas.
Recientemente presentó algunos productos de su portfolio con la presencia y explicación de su enólogo Sergio Pomar (en las imágenes de abajo con pullover con rayas), que es Licenciado en Enología e Industria Frutihortícola y cuenta con un postgrado en Planeamiento y Gestión de Calidad, ambos títulos otorgados por la Universidad Juan Agustín Maza. Desde 2007, se desempeña como enólogo de Bodega.
También estuvo presente el destacado enólogo asesor Roberto de la Mota (imagen de la derecha), que es Ingeniero Agrónomo y Enólogo graduado en la Universidad Nacional de Cuyo y en la Escuela Superior de Agronomía de Montpellier, Francia y que cuenta con una experiencia de casi treinta años en la materia.
A la presentación, que se realizó en el distinguido Restaurante Chila, de Puerto Madero, fuimos invitados periodistas y sommeliers y pudimos degustar cuatro vinos de la bodega, más el espumante en la recepción.
Los tranquilos comenzaron con el Malma, Finca La Papay, Sauvignon Blanc, Cosecha 2011 que, como sus antecesores, es espléndido y uno de los que más me ha gustado siempre (tanto de la Patagonia, como del resto del país). A su calificación se le agrega una magnífica relación precio-calidad. Tiene un color amarillo brillante y transparente, con ligeros destellos verdosos. Brinda aromas a pomelo rosado, frutas tropicales, notas herbáceas entre las que se destaca la ruda y la salvia. En boca es fresco y muy agradable en razón de su equilibrada acidez, su volumen y su terso y elegante final.
Seguimos con el Malma Finca La Papay, Malbec 2010 que, como varias veces lo comenté en estas Columnas es un vino de notable calidad, en la gama de precios de $ 44, con todas las notas típicas, buen acople de la fruta y la madera y de muy buen cuerpo y color (característico de la Patagonia). Muy recomendable.
Continuamos con el Malma Reserva de Bodega, Pinort Noir, Cosecha 2010, que si bien es de la gama más alta, se erige como un excelente producto patagónico, con buena tipicidad varietal y ofreciendo un producto de calidad que muestra el terroir del sur y que debe ser probado ya que también tiene un buena relación precio calidad que permite incursionar en una cepa no tan común.
La degustación concluyó con le Malma Universo, Blend, Cosecha 2009, de cuyos antecesores, incluso de los denominados Colección, ha hablado muchas veces con críticas muy favorables.
Se trata de un assemblage de alta gama que ronda los $ 120, muy justificados por cierto,
Julio Viola y sus hijos Julio y Ana estuvieron presentes y el primero, luego de elogiar la labor de los anteriores dueños de la bodega (Luis María Focaccia y Lucas Nemesio), se mostró muy entusiasmado con la adquisición y con la decisión de mantener las individualidades de cada una de las bodegas, para brindar a los consumidores opciones distintas.
Luego disfrutamos de un almuerzo preparado por la conocida chef Soledad Nardeli, que comenzó con una entrada de Trucha Mi-Cuit que pudimos maridar con el excelente Malma Finca La Papay, Sauvignon Blanc, Cosecha 2011 (que probáramos un rato antes), lo que resultó más que satisfactorio.
El principal, que fue un Garroncito de Cordero con crema de papas y olivas, que pudimos combinar con el Malma Universo, Blend, Cosecha 2009 (ídem), con perfecto acople y que dejó más que conformes a todos los comensales.
A lo largo del almuerzo pudimos charlar nuevamente con los protagonistas (en mi caso con Sergio Pomar), y luego Julio Viola cambió de mesa y se acercó para compartir también la sobremesa.
El postre fue acompañado por el Malma Cuvee Reserva Extra Brut y luego el café fue cerrando el evento del que nos retiramos más que contentos al ver que la Bodega NQN está en buenas manos y continúa elaborando muy buenas productos.