En nuestro segundo día en San Rafael visitamos la Bodega Goyenechea, distante unos 55 Kms. de la Ciudad
Como les conté alguna vez esta firma fue fundada en 1868, por los hermanos Santiago y Narciso Goyenechea, aunque recién algunos años después adquirieron la finca y la bodega de Villa Atuel, cuya entrada se ve en la imagen.
   
En esas oficinas se guardan libros contables de hace cien años

En aquellos años debieron construir no sólo las instalaciones propias de la bodega sino, por ejemplo un generador de energía, piletas de decantación de agua para obtener pureza en el líquido, casas para los operarios, calles caminos y hasta colaboraron con la construcción de la escuela pública situada enfrente de la entrada a la bodega.

Como dato curioso conserva tres árboles centenarios de alcornoque, además de la capilla, en la que se casaron algunos Goyenechea y muchos empleados.

En 1965 ingresó la cuarta generación y en 1993 obtuvieron la primera Denominación de Origen Controlada de San Rafael. En 1998 ingresó la quinta generación y hasta he conocido alguna niña de la sexta generación que ya comenzó a colaborar con sus mayores.

En sus comienzos elaboraban vino a granel y en damajuanas y hace unas décadas se volcaron a los vinos finos.

La bodega tiene 10.000 m2 y su capacidad de vasijas llegó a más de 10.000.000 de litros, aunque actualmente muchas piletas han sido convertidas en cavas (imagen de la izquierda), para guarda de botellas y han incorporado tanques de acero inoxidable y barricas pequeñas, descartando los toneles de hace cien años que aún se conservan en la parte externa de la bodega (imagen de arriba a la izquierda).

No obstante la tecnología moderna aún conservan algunas cosas del pasado (ciertamente aggiornadas), como estas viejas prensas debidamente modernizadas.

Nos recibió Alberto Goyenechea (4ta. generación), que me acompaña en las fotos y que nos llevó a conocer las instalaciones, con detalle pormenorizado de la historia y de los cambios que fue sufriendo su producción desde aquella bodega de millones de litros a esta bodega moderna y de vino más sofisticados, pero que conserva la prosapia de una institución centenaria.

Después de la recorrida pasamos por la sala de degustaciones, que suelen utilizar para la recepción de los visitantes y turistas, dónde se agregó Matías Goyenechea, sobrino del anterior (5ta generación), y con una excelente picada nos ofrecieron el espumante, muy agradable y luego un Goyenechea Sauvignon Blanc que estaba muy, pero muy bueno.

Luego fuimos a almorzar a la centenaria casa, muy fresca por cierto (ya que la canícula exterior comenzaba a sentirse), en la que hay una colección de armas antiguas y con el plato principal (ya que la entrada había sido la magnífica picada), tomamos el Goyenechea Centenario Malbec que tiene una crianza barricas de roble de ocho a diez meses el 50 % del vino, más un año de guarda en botella antes de ser lanzado a la venta y del que les he hablado, otras veces, como un vino de excelente con una -casi inmejorable- relación precio calidad y que constituye un clásico de muchos años.

Luego, con el postre, tomamos el Quinta Generación, Cabernet Sauvignon, que es de una gama más alta que tiene una crianza barricas de roble, el 100 % del vino, de doce a dieciocho ocho meses, más dos años de estiba en botella antes de salir al mercado. Este producto de alta calidad enólogica también tiene un relación de precio calidad muy buena y, además, se erige como un vino que representa muy bien la nueva tendencia de la bodega de producir vino de gamas más altas que en sus comienzos.

Y nos quedó pendiente el 135 Aniversario que es el vino top (del que también les ha hablado en otra oportunidad), debido a que nos proponíamos visitar la presa de Valle Grande, muy cercana a la bodega (unos 40 Kms.), así que después de un café, partimos muy agradecidos y con la satisfacción de haber visitado una bodega que además de centenaria y tradicional ha sabido crear una simpatía especial para todos los que estamos en el ambiente del vino.

(Alberto Goyenechea al recibir un premio en Villa Atuel).